viernes, julio 15, 2005

Evolución

Carta a Quetzalcoatl

No llores mas Quetzalcoatl, no te hemos olvidado, simplemente... te transformamos, no eres mas la serpiente emplumada que venerábamos en templos maravillosos, junto a los emperadores y tus caballeros águila; ahora eres, digámoslo así, mas práctico, ahora eres de papel y niquel y te llevamos en carteras y monederos electrónicos, ¡no te parece maravilloso! ya no tenemos que ir al templo para encontrarte, ahora, te llevamos siempre con nosotros, te encontramos en todas partes, es mas, eres tan grande que ya no existen mas dioses, ahora solo te adoramos a ti, en tu nueva forma; ¡es como un sueño mi amigo! ¿te puedo llamar amigo? Es que tal vez no lo sepas pero ahora todos somos iguales, bueno, los mas "dignos" disponen un poco mas de ti, ¡pero estas con todos!; si señor, estas con todos... ¡ah!, pero no creas que hemos dejado de luchar en tu honor, aunque eso también ha cambiado, ahora ya no vamos al templo a prepararnos para la batalla, ni nos vestimos con pieles, y tampoco usamos escudos, ni lanzas, ahora vamos a la batalla con trajes y corbatas y en vez de escudos y lanzas llevamos portafolios y martillos y claro no puedo pasarlo por alto, un teléfono celular y una Palm5 te garantiza acabar con tus enemigos, si señor, ¡nos hemos modernizado!

En cuanto a seguir el culto, hay algunos que no luchan tanto por estar contigo, los llamamos Hippies, Globalifóbicos o Productores Independientes, en algunos casos hasta se vuelven escritores, pero yo no soy así, yo si lucho diariamente, te rindo culto y hago trueques contigo, excepcional viejo, antaño hacíamos trueques en tu honor ahora los hacemos contigo.

Si querido Quetzalcoatl no te preocupes mas por los Hombres de la Raza de Bronce, porque ahora somos los Hombres de la Raza de Oro, dorado, verde o negro... ¡tenemos variedad!

Levántate viejo amigo, emprende tu vuelo, olvida el pasado y déjanos adorarte a nuestra manera, no más sacrificios ni guerras floridas, desde ahora serán negocios y eso si una que otra guerra nuclear, que aunque morirán algunos infieles, no te acongojes por ellos, pues recuerda que tu eres el rey, el dios de todos nosotros y nada nos separará de ti.

P.d.

El día quince nos vemos en el banco, no olvides saludarme.


Sinceramente

La Sociedad

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